miércoles, 28 de abril de 2021

"JUANETE" LLAMABA TELMO A JUANITO ARTETA

El músico y compositor Telmo Almada fue cercano amigo del trovador Alejandro Vargas y en vida le llevó al pentagrama la mayoría de sus composiciones, incluyendo la popularísima Casta Paloma cuando aún no había trascendido. De él guarda gratísimos recuerdos y anécdotas y dice que fue un auténtico bohemio, estupendo trasnochador y músico singular, a quien acompañó en muchas de sus correrías. A Telmo Almada, cuando ya se le estaban agotando los ojos que más hubiera valido la suerte de sordo como Beethoven, Juanito Arteta, quien lo asistía en la dirección, solía llamarlo en vez de “Juanito” “Juanete”. Alejandro Vargas experimentaba cierta ternura por Juanito y lo manifestaba llamándolo “hijo”. En cierta ocasión se lo reprocharon: “¿Cómo es eso, Alejandro, tú tan negro y con hijo blanco?, y el autor de Casta Paloma respondió: “Es que mis otros hijos nacieron de noche y éste me lo partearon de día”.(AF)

domingo, 25 de abril de 2021

CAUCHOS DE LARGA VIDA

El periodista Eduardo Santana, orgulloso siempre de su longevidad, se hallaba en amena tertulia con dos jóvenes ajedrecistas. Uno de ellos le preguntó: ¿Qué edad tiene usted, Maestro? 90 años y voy rumbo a los 100. “Caramba, Maestro, usted sí que ha rodado” -No cabe duda, tengo buenos cauchos. (AF)

miércoles, 21 de abril de 2021

GUARAPO FRÍO

Su nombre de pila muy pocos lo conocían como jamás se supo el de “Naná”, caletero inefable de los buhoneros del casco histórico. Lo sabido popularmente es que era protegido de Monseñor Bernal y que durante la procesión cumplía religiosamente la tarea de ir con una cruceta larga levantando el cableado de la electricidad para evitar que la aureola del santo no fuera a provocar un corto circuito. Pero cómo había que llamarlo entonces si no era por su único cognomento conocido, pero él no aceptaba que lo llamaran “Guarapo Frío” y lo rechazaba furiosamente disparando cualquier tiesto o piedra a su alcance. Previamente el magro y desgarbado hombre murmuraba “Monseñor me aconsejó que no le hiciera caso”, mientras tanto fijaba lo ojos en el suelo tratando de encontrar el ara de su salvación contra la muchachada que lo vociferaba (AF)

sábado, 17 de abril de 2021

LA CEPA SUTHERLAND

La cepa Sutherland en Ciudad Bolívar comienza con el Siglo XX. Creo que el tronco mayor fue Alejandro Sutherland traído por el Gobernador Tellería para que reconstruyera el dique de La Carioca. Era hombre prolífico, un verdadero semental. Por cierto, que cuando tuvo su trigésimo vástago, el diario El Luchador del 23 de agosto de 1910 lo saludó con esta nota: “Alejandro Sutherland, aún sin llegar a viejo, ha tenido en su esposa 30 hijos, la mayor parte varones. Cuánta satisfacción fuera para Venezuela importar siquiera 1000 tipo como Musiú Sutherland, para en breve ver al país poblado como Nueva York((AF)

EL POETA BOLIVARENSE QUE NO QUERÍA TENER HIJOS

Hubo un poeta aquí en la ciudad que por nada en el mundo quería tener hijo. Para qué ¡Oh Shopenhauer!, traerlo a los dolores del mundo? Pero un día se descuidó y la hermosa negra con la cual acostumbraba hacer el amor, salió encinta y la pobre, para no enturbiar las relaciones se hizo abortar. Luego se consolaba contemplando su feto en un enorme frasco de formol. (AF)

EL AGRADECIDO JESÚS SOTO

Un buen día, Soto, me sorprendió y me dijo. “Quiero agradecerte lo bien que te has portado con el Museo a través de las páginas de El Nacional”. Ignoraba de qué se trataba. Cuando llegamos la humilde casa de doña Enma, su madre, el mismo me sirvió un gustoso almuerzo d morocoto. (AF)

jueves, 15 de abril de 2021

UNA ANÉCDOTA DEL CLUB DE COMERCIO

La poeta y fundadora del Cuerpo de Bomberos de Ciudad Bolívar, María Jesús Silva Inserri, hermana de la primera Miss Venezuela, me contó una vez que era pobre, pero bella “y recuerdo que me negaba ir a un baile de Carnaval en el Club de Comercio, porque mi único vestido de fiesta, era de tafetán negro y estaba bastante desgastado. Mi madre Elvira insistió tanto que solucionó el problema utilizando una franja roja de una Bandera Nacional, para hacer corazones con los que adorno el vestido. Así me aventuré tímida y temblorosa, pero la alegría y seguridad retornaron al cuerpo cuando al subir los peldaños de la entradadel antiguo edificio del Club de Comercio, Emilio Morales, pegó un leco: Que Maria Félix ni que Maria Félix, que kilo de ñame ni ocho cuarto, esto se llama la ¡Princesa Maria! Inmediatamente reventó un sonoro aplauso y desde entonces, Emilio es mi mejor amigo, yo lo adoro. Cuando se disfrazaba, le prestaba mis zapatos, porque soy patona y calzo 41” María de Jesús vivía muy cerca de la Plaza Bolívar, pero según me contaba, se la pasaba casa doña Mercedes de Natera visitando a sus amigas Olga y Telma. Su único problema era David, un niño travieso que me pellizcabas las piernas. (AF)

miércoles, 14 de abril de 2021

BIG-BANG

Hay estallidos que matan, otros que alegran, los más que estremecen y asustan. La primera vez que sentí un estallido fue cuando, por curiosidad, puyé con la espina de un cactus, la bomba de goma inflada de mi primo Marcos que la exhibía jubiloso como una novedad propia de la infancia. Pagué en carne viva una paliza propinada por mi propia Madre indignada ante le queja de Beca, la cuidadora del niño mimado de mi tía Victoria. Aquello fue el estallido emocional de una bomba de color como esas que ahora se elevan en conglomerado manojo para atractivo y diversión en fiestas infantiles. Hay otras que por sorpresa ensordecen y asusten y al final suscitan un comentario o una sonrisa. Pero las que suelen estallar por las manos ingratas de Hezbola, Hamas o Yihad en alguna parte poblada del mundo, evidentemente que responden a la venganza política internacional que ni los mismos salvajes entienden, pues además de bienes que nada tienen que ver, padecen y mueren muchos inocentes. Pero el gran estallido de verdad y al que ningún físico cosmólogo le encuentra explicación científica es el de la explosión cósmica del BIG-BANG que da comienza al Universo que se expande cada vez y parece no tener fin. (AF)

martes, 13 de abril de 2021

CACOFONÍA

Estudiaba yo música y solfeo utilizando un órgano de la Casa Parroquial, sirviéndome de guía el Padre Agustín Costa (catalán) cuando no el mayor de los Albornoz Martínez. Pero cuando quedaba sólo practicando los ejercicios en el órgano producía una cacofonía o efectos acústico que desagradaban a María Luisa, la ama de llaves del párroco de la iglesia de La Asunción (Margarita) , que esta se indignaba y cerraba bruscamente el Órgano colocándole una enorme y pesada piedra sobre la cubierta. Nada podía hacer ni el Padre nada respondía a nuestras quejas. La disonancia reactivaba la migraña de la Señora que me obligaba a rezar el Rosario por las noches. La combinación de sonidos poco armónicos o repetición constante de un mismo sonido en el ejercicio musical molestaban profundamente y María Luisa desafiaba desenfundando todas sus armas. En cierta ocasión, Damelis Castillo, la directora de la Escuela de música Carlos Afanador me comentó que habitaba un apartamento frente al del periodista José Laurencio Silva, cuyo hijo estudiaba en la misma Escuela y ella al escucharlo tenía que auxiliarlo en su propio apartamento porque a la Madre le resultaba insoportable la cacofonía de su instrumento de viento. Me he preguntado muchas veces por qué a los profesores de música no les molesta esa disonancia de la cacofonía que también, por desgracia, suele darse en el habla o escritura de la gente. (AF)