lunes, 28 de diciembre de 2020

AGRIAS DIFERENCIAS

“La Lente mágica” Así calificaban a Nino Marchese sus colegas del periodismo bolivarense causando disgusto a su competidor Víctor Bayola (La Lente lento) hasta el punto de meter a los dos en mil Opel Record y conducirlos hasta Jobo Liso donde los invité a dirimir sus amargas diferencias en ese monte lejos de la ciudad. Se pusieron a reír y en vez de puñetazos, se dieron un abrazo de Año Nuevo (AF).

IMPASE PLÁSTICO

Desde no sé cuándo los artistas plásticos José Rosario Perez y Luis Carlos Obregón sostenía diferencias conceptuales sobre su pintura geométrica abstraccionista y un día que fuimos junto con Joaquín Latorraca y José Rivas Gutiérrez a visitar a Andrés Palazzi en Ciudad Guayana se me presentó algo similar a lo que ya había ocurrido con Nino y Bayola. En el mismo Opel Record estábamos de regreso luego de muchos vinos y danzar en corro “Gloria” de Vivaldi, venían Obregón y Pérez dándose codazos en el asiento trasero hasta que frené en seco e invité a los dos s dirimir en plena vía su insoportable diferendo. Por fortuna no se fueron a puños, pero trazaron una pincelada de paz en la tierra. AF)

lunes, 30 de noviembre de 2020

EN TRINIDAD NO CABEMOS NI SIQUIERA COMO REFUGIADOS EN ESA ISLA QUE ERA DE NUESTRA PROPIEDAD Trinidad y Tobago que durante la colonia formaban parte de Guayana, proclamaron su independencia de la Gran Bretaña el 31 de agosto de 1962 , luego que este país la concedió 26 días antes. Situada al nordeste de Venezuela, con una superficie de 4.848 kilómetros cuadrados, Trinidad, al igual que Tobago, fue descubierta por Cristóbal Colón en su tercer viaje a la América cuando también ha de tomar por primera vez agua del Orinoco. Ambas islas fueron conquistadas y colonizadas por España y formaron parte de la Provincia de Guayana dependiente unas veces de la Audiencia de Santo Domingo y otras del Virreinato de Santa Fe. San José de Oruña, principal pueblo de Trinidad fundado por los conquistadores, y que llegó a ser asiento del Gobernador de la Provincia de Guayana, fue blanco frecuente de los invasores británicos, holandeses y franceses. Durante la guerra napoleónica los ingleses volvieron a invadirla y se apoderaron definitivamente de ella. En 1802, España dejó de tener interés en la Isla y la cedió formalmente a Inglaterra mediante el llamado Tratado de Amiens, pero funcionaba administrativamente separada de Tobago, que para entonces era colonia francesa. En 1899 Trinidad y Tobago resuelven su unidad administrativa y deciden posteriormente, en 1958, formar parte de la Federación de Antillas Británicas junto con Jamaica, Barbados e islas de Sotavento y Barlovento. Al romperse la Federación en 1961, Trinidad y Tobago comenzaron a luchar por su independencia, la cual le fue concedida el 3 de agosto de 1962 y proclamada seguidamente el 31. Ese mismo año pasó a integrar la Organización de las Naciones Unidas y en 1967 ingresó a la Organización de Estados Americanos. Trinidad y Tobago poblada por casi un millón de habitantes, se rigen por una monarquía constitucional dentro de la comunidad de naciones británicas en la que la corona está representada por un Gobernador General y el jefe del gobierno es un Primer Ministro responsable ante el Parlamento. (AF)

domingo, 29 de noviembre de 2020

EN LA OTRORA SASTRERÍA "LA GUAYANESA"

Víctor Inojosa brindando con el Pavo Natera y Américo Fernández un 31 de Diciembre de un año cualquiera en el umbral de la Sastrería Guayanesa donde se cosía, cortaba, recortaba y cogía la costura de los parroquianos más templados de la ciudad.

sábado, 28 de noviembre de 2020

EL DÍA EN QUE CANALETIE POR EL RÍO AVON DE INGLATERRA

Hoy 28 de noviembre (1822) que recordamos la muerte del Licenciado Francisco Antonio Zea, Presidente que fue del celebérrimo Congreso de Angostura y Redactor del Correo del Orinoco, hoy que recordamos su muerte prácticamente en tierras del río Avon donde nació y murió el dramaturgo y actor inglés William Shakespiare, recuerdo también con dulce emoción que entre agosto y septiembre de 1978, tuve la suerte, gracias al diario El Nacional, de cruzar canalete limpio ese río apacible junto con un joven español, un francés y un colombiano que nos conocimos e hicimos amigos en el Salón de clases de la Anglo.Continental, donde de vacaciones nos ofrecían un curso intensivo de inglés. Quisimos los cuatro conocer la casa del autor de Hamlet y el río muy cercano a su vivienda que quisimos surcar, pero mis amigos manifestaron un temor que se disipó cuando le dije que tenía una lancha en el cuarto río más grande del continente americano, el Orinoco. Fue un paseo feliz en un bote que le alquilamos a un ribereño anglosajón. Algunas veces, `por las noches íbamos los cuatro a un sitio donde solo servían toda clase de vinos y quesos. Una verdadera delicia para el disfrute y la tertulia Podíamos ir en metro o caminando por la noche hasta la madrugada. Era tan seguro y placentero caminar por esas calles de Londres que me dan ganas de llorar cuando lo hago en estos días por cualquier calle de nuestra amada Venezuela. (AF)

miércoles, 25 de noviembre de 2020

RÍOS REYNA Y EL CORREO DEL ORINOCO

Pedro Antonio Ríos Reyna, violinista, compositor y director de orquesta venezolano, fallecido en Nueva York en 1971, visitó Ciudad Bolívar para ofrecernos un concierto inolvidable. Uno de sus fans, el poeta y periodista José Quiaragua Pinto, lo acompañó por varios puntos históricos de la ciudad que desde hacía tiempo deseaba conocer, entre ellos, quería tener en sus manos ejemplares del Correo del Orinoco, y sugirió al poeta que lo acompañara hasta la Biblioteca Rómulo Gallegos donde seguramente podía encontrar aunque sea una edición facsimilar del insigne hebdomadario de los patricios venezolanos. Cuando llegó al recinto de la lectura pública, le dijo Ríos Reyna a la preciosa muchacha que lo atendió que quería ver el Correo del Orinoco ésta muy amable le respondió: “No, señor, aquí solo tenemos El Universal” (AF).

TIEMPO DE CALLAR

Ha tiempo publiqué una crónica sobre el primer libro de Olimpia Berti Unceín y dije que no había podido leerlo en años porque alguien me lo hurtó de mi escritorio frecuentado por estudiantes y amigos como el poeta Pedro Osty, y que reorganizando la biblioteca lo encontré y me apresuré a leerlo antes que volviese a extraviarse, pues asombrosamente debo confesar que volvió a desaparecer, tal cual como sucedió por enésima vez con “Tiempo de callar” , un libro que para mí era como el Breviario de un sacerdote. Recuerdo que estando en el Colegio de Abogados, los poetas John Sampson y Omar Duque, juntos los dos en el Bar de esa sede del Colegio, me llamaron cuando en otra mesa estaba y me preguntaron si sabía del escritor colombiano Hernando Track y les conteste: ”Ah…si, debe ser el autor de “Tiempo de callar”, Sonrieron ambos con cierta picardía y volví a mi mesa. Ese mismo año, diciembre, víspera de Navidad, recibí del poeta Sampson “El crepúsculo de los ídolos” de Federico Nietzshe, un libro de regalo con esta dedicatoria “Américo: cualquier día es lícito para extenderle una Feliz Navidad a un poeta que estima a Hernando Track, maestro de este andarín”.(AF)

CASABE DE GUASIPATI Y QUESO GUAYANÉS

Como Corresponsal de el Nacional siempre cubría la Terminal de Pasajeros del Aeropuerto como fuente noticiosa y me situaba en el portón de entrada y salida de la pista, desde donde vi a Soto que descendía de un avión de Avensa el que abordaba libremente gracias a su sólida amistad con los Boulton. Jesús Soto, al verme, me preguntó por mi carro, un Opel Record alemán, al que se subió y me dijo llévame a la avenida Guasipaiti, negocio de la Familia D´Pace. Allí llegamos enseguida, pidió casabe del Cintilloi y Queso gUAYANÉS, los metió en una caja de cartón y de vuelta al Aeropuerto para abordar de nuevo el DC9 de Avensa que lo aguardaba. (AF)

LA CEIBA Y LA CHAMPAN DOM PÉRIGNON

Una tarde, sentados en el quicio de la puerta principal del Yorako de Cardozo Nilo, tomando champan dom Pérignon, frente a un terreno baldío donde se veían tres pequeñas plantas de Ceiba, Juvenal Herrera, quien era el oferente, Jesús Soto y yo. Soto, seguramente alegre por el espumoso vino benectino, me dijo que le gustaría que yo trasplantara una de esas Ceibas en el traspatio de su casa, vecina a la Casa Italia. Le contesté en forma de broma que aguardaría que creciera para sacarla de raíz con un Caterpillar de Illinois.. (AF)

LA IGENUIDAD DE DOÑA ENMA

En cierta ocasión íbamos del traspatio de su casa hacia la puerta, Soto, doña Enma, su madre en el medio, y yo en el otro extremo, cuando le suelta ella a su hijo: ”Si, Américo, se ha portado bien con el Museo., porque no le regalas una de tus pinturas”. En ese momento quedé como petrificado a sabiendas de que una obra del pintor costaba miles de dólares, No sé si lo había dicho por esa singular ingenuidad que la caracterizaba o porque algún extraño que me veía mal, so lo había sugerido para verme en ridículo. (AF)

EL AGRADECIDO JESÚS SOTO

Un buen día, Soto, me sorprendió y me dijo. “Quiero agradecerte lo bien que te has portado con el Museo a través de las páginas de El Nacional”. Ignoraba de qué se trataba. Cuando llegamos la humilde casa de doña Enma, su madre, el mismo me sirvió un gustoso almuerzo d morocoto. (AF)

EL RENCOROSO FREDDY CAREÑO

Sentados en torno a una mesa, de noche, su director el arquitecto Freddy Carreño, se molestó porque le dije que seguramente el Maestro Jesús Soto no habría aceptado como él, que en los muros blancos de su Museo colgaran pinturas del arte representativo. Desde esa vez no me soportaba, hasta el punto, de negarse a entregarme una pintura que me había ofrecido ante testigos, uno de los expositores dl arte moderno. (AF)

LA HISTORIA DEL TIEMPO

En una de esas tantas recepciones del Museo Soto, una muchacha me abordó y me dijo no creer en la Historia y menos en los historiadores. Me sorprendió. Me dejó mudo y perplejo. Al fin pude responderle: Si no fuese por la Historia la humanidad estaría más que extraviada. La Historia es la experiencia y gracias a ella el hombre difícilmente se extravía en su camino. Los llamados pacientes del mal de Alzheimer se deben a que su mecanismo biológico ha sepultado su experiencia. Todo en la vida, hasta las hormigas, tiene su historia y bien podrías preguntárselo si viviera, murió recientemente, al científico británico Stefhen Hawking quien escribió “La Historia del Tiempo”. (AF)

Una Escalera grande y otra chiquita

El Colegio Federal de Guayana contaba con una suerte de Paraninfo para los actos solemnes de la institución, integrado con púlpito, una pulida y espigada sombrerera de madera pulida y varios bustos de los prohombres de la cultura griega como Jenofonte, Aristóteles, Sócrates, Platón, Licurgo, colocados en fila en parte alta inalcanzable de pie con las manos en alto. Pues bien, varios alumnos traviesos preguntaron y se preguntaron ¿Qué pasaría si colocaban los sombreros de los profesores sobre la mera testa de los bustos? Lo que tenía que pasar, que la gracia suscitó la irascibilidad de los profesores que buscaron por todos los rincones al autor o autores de tal irreverencia que no fueron otros que los estudiantes Manuel Alfredo Rodríguez el más tarajallo y alto de la clase que montó sobre sus hombros al más chiquito de la clase, Luis Camilo Perfetti.

MAR: ABOGADO ARREPENTIDO

Manuel Alfredo Rodríguez, historiador, político, escritor y elocuente tribuno guayanés, Nunca pudo escribir cuentos ni novelas, Intentó hacerlo, pero siempre le salía el historiador al preocuparse por al veracidad del dato, lo cual choca con el desbordamiento fantasioso que es propio de la literatura de imaginación. Y aunque se graduó de abogado, jamás quiso ejercer la abogacía. Para él era un oficio que no armonizaba con su manera de ser y se justificaba diciendo que había estudiado derecho porque era lo que más se parecía a humanidades, pues para entonces la universidad prácticamente había acabado con los estudios humanísticos. En cierta ocasión me comentó: “Después que uno aprende esa construcción lógica de la filosofía del Derecho, por ejemplo, o la teoría de las obligaciones que es una maravilla de razonamiento puro, cómo va a embargarle el mostrador a un portugués, cómo uno después de aprender eso va a embargar un televisor con reserva de dominio o embargarle el sueldo al marido que no quiere pagarle la pensión a su mujer”. (AF) ++

Antonio Lauro Y EL SALTO ÁNGEL

Después del 24 de julio de 1983, fecha bolivariana bicentenaria, en la que el gobernador Alcides Sánchez Negrón le impuso la “Orden Congreso de Angostura”, Antonio Lauro volvió a la ciudad a reunirse privadamente con sus amigos y ya libre del protocolo oficial ofreció una serenata a la madre del poeta Luis Garcías Morales y al día siguiente, su amigo Salomón Martínez, alquiló una avioneta y lo llevo a Canaíma, parque del que mucho había oído hablar, pero que desconocía no obstante su abolengo bolivarense, nacido nada menos que en la casa diagonal a la Plaza Bolívar. Al regreso exclamo ante el periodista: “Ahora me puedo morir porque he visto la octava maravilla del mundo”. El Salto Ángel y la inconmensurable Gran Sabana tapizada de Tepuyes, lo dejó hondamente impresionado y colmado de regocijo espiritual. No estaba tan distante de la verdad, en julio de 2009, el Salto Ángel, la caída de agua más alta del mundo, fue incluido por la Unesco entre los 28 monumentos naturales que podrían estar en la lista de las 7 Nuevas Maravillas Naturales del Mundo (AF)

ANTONIO LAURO Y MANGORÉ

Antonio Lauro, bolivarense compositor y ejecutor de la guitarra clásica, cuyas creaciones difícilmente que falten en el repertorio de los consagrados del mundo, cuenta la anécdota de su llegada a ese instrumento legendario de seis cuerdas. No ocurrió de primer momento. Su destino parecía ser el piano y en ese ejercicio y estudio andaba cuando afinó el oído y sintió que por la radio interpretaban “Recuerdos de Alhambra” de una manera tan mágica y virtuosa que lo dejó fascinado, pero sin que por su mente pasara jamás que fuese el guitarrista paraguayo Agustín Barrios Mangoré que para 1932 era todo un acontecimiento musical en ciudades de Venezuela como Ciudad Bolívar contratado por la “Ecos del Orinoco”. He aquí las propias palabras de Lauro: “El anuncio de este personaje era tan pintoresco, tan de circo, que no me entusiasmó mucho oírlo. Días después escuché por radio un instrumento que me cautivó y pregunté cuál era, pues no era piano ni clavecín, y un amigo me dijo que era Agustín Barrio Mangoré, el que yo había visto anunciado días antes. Me entusiasmó de tal manera, que hice contacto con él y me decidí a quitarle el polvo a una guitarra que perteneció a mi padre y me inscribí en la cátedra de música clásica a cargo del maestro Raúl Borges”.

El Pataruco de Luisa Bártoli

Cuenta Alejandro Otero que en la Pensión de Luisa Bártoli allá en Upata había un traspatio que se perdía de vista, en el que se criaba toda clase de animales: pavos, patos, gallinas cochinos y un hermoso gallo Pataruco ciego de un ojo, pero en lugar del ojo, era un profundo e informe agujero, en el qu manaba un líquido viscoso de color negruzco. El pintor que estaba de visita contemplando el gallo muy de cerca y tratando de imaginar las causas de su defecto visual, saltó cuando el Pataruco se sacudió y una gota de aquel humor le cayó en la rodilla de la pierna izquierda. Como pudo se lavó y todo el trayecto de regreso hasta su casa lo hizo obsesionado por ese olor que se desprendía de su rodilla. Al llegar a su casa, Alejandro no dijo nada, se desvistió y lavó a fondo con jabón, pero nada todavía. Cada vez que se agachaba y acercaba a la cara al sitio de su preocupación, el mismo olor. Se puso alcohol, yodo, agua, colonia, y nada. Terminó por hacerse una llega en la rodilla que seguía oliendo tan mal como antes, hasta que se dio cuenta, el cabo de alguno días de silenciosa tortura mental, de que ese olor provenía de la suela de sus alpargatas, que o estaban suficientemente curtidas (AF)

martes, 24 de noviembre de 2020

La tortura de los mandados

Había cosas que definitivamente no le gustaban a Alejandro Otero, por ejemplo, hacer mandados de cualquier tipo. Le parecía que había en ello mucho de compulsivo y arbitrario, de violatorio del libre albedrío. Siempre andaba en algo, y el mandado, sin que cupiera réplica ninguna, tenía que ser llevado a cabo al término de la distancia. El que menos le gustaba era el comprar leña pero tener que cargar agua era peor. A veces los peroles demasiado llenos pesaban mucho, y el viaje se convertía en una verdadera tortura. El más ridículo de todos era cuando lo mandaban, a través de todo el pueblo, a buscar un poquito de “Tente allá”. Era angustioso, pues había que esperar angustiado algo que al final de le entregaban jamás. (AF)

PRIMERA MUJER DEL PINTOR ALEJANDRO OTERO

Alejandro Otero, el creador plástico guayanés, a quien el poeta Palo Neruda exaltó como el más importante de América, tuvo su primer sexo, según propia confesión, con una criada de su Mamá. El tenía catorce años y ella un año menos, Una noche de torrencial aguacero mientras su Mamá visitaba una amistad vecina aprovechó su ausencia y a la luz de una vela tuvo su primer acto sexual de la manera más instintiva e inocente. Después de ese febril y emocionante momento, la relación se hizo frecuente hasta que su Mamá decidió mandar la niña al catecismo para que hiciera la primera comunión. Cuando se tuvo que confesar contó al sacerdote lo que pasaba entre ellos y éste no solamente le impuso una severa penitencia, sino que la alertó sobre la posibilidad de un inminente embarazo. Esto la aterró y aunque tuviera razón, Alejandro no le perdoné jamás a ese cura que lo privase por siempre de mi primera mujer (AF)

Estamos en democracia

Raúl Leoni quería mucho a la abuela de la esposa del escritor Eduardo Casanova, así que no era extraño que la visitara. Ya elegido Presidente de le Republica, pero antes de asumir su cargo, Leoni- con toda su comitiva presidencial- se presenta en la casa de la dama y se encuentra con que Casanova había estacionado su vehiculo justo en la entrada. ‘’De repente -explica Casanova- se baja un militarcito, así muy, muy…. eficiente. ¡El dueño del automóvil que esta afuera que lo retire. Y por detrás viene Leoni, me de un abrazo y dice. ‘’No, no, déjalo ahí, que estamos en democracia” (Tomado del Semanario Quinto Día)

BOLÍVAR HABLA POR TELÉFONO

En Miraflores había un mesonero de apellido Bolívar. Era uno de esos viejos adecos, cascarrabias, pero muy apreciado por el presidente Raúl Leoni. Era el año 65, dicen que a las ocho de la noche, el Presidente, que ya se había retirado de Palacio, llamo desde la casona al secretario general de la Presidencia, doctor Manuel Mantilla. -El está en la cocina -respondió el Edecán de guardia. -Entonces páseme a la cocina. Tomó el teléfono Bolívar: -¿Quién habla? - pregunta Leoni. El mesonero parece que no reconoció la voz y respondió: -Es Bolívar señor. -¿Bolívar, el mesonero? - preguntó Leoni. -¡No, el Libertador, pendejo! y colgó. Leoni volvió a llamar. Ya Mantilla había regresado a su despacho. El presidente le contó el gracioso incidente. Fue tan gracioso que Bolívar siguió en Palacio, hasta que Caldera cambió el personal doméstico.

LEONI, EL PRESIDENTE BUENO

Con el fin de solicitar la liberación Gustavo Machado, quien aun se encontraba detenido en el cuartel San Carlos, los grupos de izquierda designaron una comisión de Notables, de la cual formaban parte Miguel Otero Silva, Miguel Zúñiga Cisneros, Joaquín Gabaldón Márquez, Reinaldo Cervini y José Agustín Catalá. A este último le toco pedir la audiencia al presidente de la República, Raúl Leoni, quien le preguntó. ¿Que vienes hacer para acá con esa gente? ‘’Bueno’ chico -respondió Catalá-, a saludarte, a felicitarte’’. ‘’Entonces vengan esta noche -prosiguió Leoni- pero eso si, a las 8.00 de la noche, no me vengan antes’’. Cátala se comunicó con el resto de los notables y se puso de acuerdo para llegar a Miraflores a la hora acordada. Gabaldón Márquez fue el primero en hablar, y le dio una explicación del caso de Gustavo, el tiempo que tenía preso. Leoni dijo. ‘’Ustedes están haciendo una historia de Gustavo Machado y yo la conozco más que ustedes. Han terminado elogiándolo y no han terminado de decirme lo que quieren. ¡Quieren la libertad de Gustavo Machado! En vez de comenzar por ahí. Bueno, esta concedida’’. ¿Y para cuando? , preguntó Cátala. Eso ya esta listo –dijo Leoni- ya lo mandé para la casa, vayan a verlo allá’’.

VISITA DE LEOPOLDO AL MUSEO SOTO

Recién designado Ministro Presidente de la CVG decidió inspeccionar personalmente los trabajos de ampliación del Museo Soto. Era yo entonces corresponsal de El Nacional y me tocó cubrir la visita. Pero inmediatamente me dí cuenta que la directora del Museo, licenciada en filosofía de la estética Gloria Carnevali y su asistente la periodista de arte Silvia Jastran no estaban enteradas. Las tomó por sorpresa cuando Leopoldo en traje de campaña y con botas largas hacía tronar con sus pisadas los peldaños de la pulida escalera que daba a la dirección del Museo. La Directora quedó como petrificada mientras las obras de Vasareli y Paúl Lee temblaban.(AF)

EL CARÁCTER CERRERO DE LEOPOLDO

El extinto Leopoldo Sucre Figarella tenía fama de “querrequerre” y hermético. Para complemento, se buscó de piloto oficial a Ángel Dionisio López, profesional de pocas palabras y arrechucho como el entonces Presidente-Ministro de la CVG. Durante tres años piloteándole el avión presidencial, solo una vez le habló en vuelo y ocurrió un día de tiempo muy nubloso y cerrado que le impedía llegar a La Carlota, su destino. “Ministro, que hacemos, nos desviamos a Maiquetía?”. Era lo más visible y viable, alternar en Maiquetía, pero el Ministro, impredecible, ordenó sorpresivamente lo contrario: retornar a Ciudad Bolívar.(AF)

PREVENCIÓN A TIEMPO

En una de sus frecuentes viajes a Ciudad Bolívar, Soto visitó la Panadería “Deli-Pan” donde se encontraban desde temprano varios paisanos, entre ellos, Antonio López Escalona y el Morocho Porras, con los cuales entabló una amena conversación en la que no faltó el tema de la muerte, lo cual permitió a Soto decir que había pedido a su esposa e hijos que si moría en Francia fueran sus restos trasladados e inhumados en el Cementerio Centurión de Ciudad Bolívar. “Ni se le ocurra, Maestro, porque seguro que los malandros no vacilarían en violar la tumba para subastar sus huesos”, le atajó el Morocho. (AF)

ALUCINACIÓN VISUAL

Cuenta Ariel Jiménez en su libro “Conversaciones con Jesús Soto” que en el curso de una entrevista, el Maestro recordó la alucinación visual que tuvo a causa de unas fiebres muy altas que le hacía percibir “algo muy extraño, pero que me fascinaba y me producía un gran placer, hasta el punto de que no quería que mi mamá me curara, para poder verlo". El artista confesó que "la visión consistía en que, observando a una persona, de repente la veía reducirse rápidamente hasta convertirse en un pequeño punto luminoso. Ese punto crecía luego hasta restituir la imagen de la persona. Eso lo veo claramente como si fuera hoy".

SOTO SE NIEGA A SER CURA

Jesús Soto, fue monaguillo de la iglesia Santa Ana, ubicada en dirección diagonal a su antigua casa. En cierta ocasión el párroco Rafael María Villsamil, consciente de la situación económica de su familia le propuso a Emma Soto, madre del artista, que lo enviara al seminario. Pero Soto se puso muy triste porque según contaba, “no me imaginaba cura porque me gustaban mucho las mujeres”.(AF)

SATURNINO FUE POR VINO

Andábamos juntos el médico Celestino Zamora Montes de Oca y yo despidiendo un amigo en el Cementerio de Jobo Liso cuando de pronto Beatriz Taberoa, economista y viuda muy joven de Manuel Yanez, autor de “Viajera del río”, se emociono al vernos. A mi porque fui su vecino y madrina de mi hija Ondina, y a Zamora por haber sido médico de la familia. Ella tras charlar amenamente, nos invitó a tomarnos unos vinos a su casa. Pero andaba en el auto de una amiga que seguramente no soportaba a la gente de edad avanzada porque se veía reflejada en ella, De manera que Zamora camino a su casa en una urbanización, tenía que seguirlas, pero arrancó su amiga con tanta velocidad que se perdió de vista. Al final, como decía aquel libro de la escuela primaria: “Saturnino fue por vino y quebró el vaso en el camino“..(AF)

El bohemio Manuelito Luna

Manuelito Luna, intelectual y poeta, a quien muchos bolivarenses de la ciudad tradicional recuerdan, sobremanera por sus salidas humorísticas cuando se hallaba pasado de tragos. De él se cuenta que achispado y tambaleante, cruzaba la Plaza Bolívar un Viernes Santo, y al observarlo en ese estado, el Obispo Monseñor Miguel Antonio Mejía se le acercó y lo amonestó: “Como es posible, Manuelito, que hoy día de la muerte de Jesucristo tu andes en ese estado?” A lo que el Poeta, hipando, respondió: “Usted sabe lo que pasa, Monseñor, que cuando Cristo muere, la humanidad se tambalea”.(AF)

Equívoca oración de despedida

Qué apuros pasó el “Flaco Rojas” cuando su gran amigo Rafael Torres, al pronunciar una oración luctuoso en el umbral del Cementerio, olvidó que el sepelio no era de un hombre sino de una mujer: “Ha Caído un samán centenario de la selva Guayanesa….” Comenzó Rafael a tiempo que por la espalda el “Flaco Rojas, a sotto voce, le aclaraba: “Rafael, Rafael, el cadáver es hembra” y entonces, con aquella solemnidad sepulcral, Rafael, engolando la voz con una inflexión quejumbrosa, rectificaba:“Rectifico, señores. Ha caído una Ceiba centenaria de la selva guayanesa…” y por allí se iba Rafael, siempre solicitado para esas penosas despedidas a las que él tan generoso nunca pudo negarse ni hilvanar sobre la marcha un discurso para cada ocasión. (AF)

BOLIVARENSES VESTÍAN DE NEGRO EL 17 DE DICIEMBRE

El l7 de diciembre de ese año 1943, aniversario de la muerte del Libertador, los bolivarenses, como de costumbre y siguiendo una tradición, vestían de negro, entre ellos, una dama amiga de Mario Briceño Iragorri, a quien le escribió en tal sentido: “No haga Usted eso de vestir negros ropajes en la hora de la apoteosis de Bol
ívar. Eso estuvo bien que lo hicieran Doña María Antonia y sus deudos. Para nosotros, Bolívar no está en la lista de “los fieles difuntos”. Bolívar no es difunto. El está vivo y si muchos lo miran como muerto, debemos luchar tenazmente contra tal idea”. (AF)