martes, 13 de abril de 2021

CACOFONÍA

Estudiaba yo música y solfeo utilizando un órgano de la Casa Parroquial, sirviéndome de guía el Padre Agustín Costa (catalán) cuando no el mayor de los Albornoz Martínez. Pero cuando quedaba sólo practicando los ejercicios en el órgano producía una cacofonía o efectos acústico que desagradaban a María Luisa, la ama de llaves del párroco de la iglesia de La Asunción (Margarita) , que esta se indignaba y cerraba bruscamente el Órgano colocándole una enorme y pesada piedra sobre la cubierta. Nada podía hacer ni el Padre nada respondía a nuestras quejas. La disonancia reactivaba la migraña de la Señora que me obligaba a rezar el Rosario por las noches. La combinación de sonidos poco armónicos o repetición constante de un mismo sonido en el ejercicio musical molestaban profundamente y María Luisa desafiaba desenfundando todas sus armas. En cierta ocasión, Damelis Castillo, la directora de la Escuela de música Carlos Afanador me comentó que habitaba un apartamento frente al del periodista José Laurencio Silva, cuyo hijo estudiaba en la misma Escuela y ella al escucharlo tenía que auxiliarlo en su propio apartamento porque a la Madre le resultaba insoportable la cacofonía de su instrumento de viento. Me he preguntado muchas veces por qué a los profesores de música no les molesta esa disonancia de la cacofonía que también, por desgracia, suele darse en el habla o escritura de la gente. (AF)

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