El periodista Eduardo Santana, orgulloso siempre de su longevidad, se hallaba en amena tertulia con dos jóvenes ajedrecistas. Uno de ellos le preguntó: ¿Qué edad tiene usted, Maestro? 90 años y voy rumbo a los 100. “Caramba, Maestro, usted sí que ha rodado” -No cabe duda, tengo buenos cauchos. (AF)
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