sábado, 16 de noviembre de 2024

DIOS PROVEERÁ

Mi vecino que es un afanado lector entrado en años lee el titular de primera plana del diario “El País” sin poder zarpar, como varado en esta disquisición: “Dios proveerá”, una oración o frase que denota resignación. Algo así como yo no haré más de lo que he hecho ¿acaso vanamente? De suerte, que la solución del problema queda o lo dejo a voluntad del Señor, quien seguramente tiene la solución. Es decir, Dios o Jehová, lo mismo da, tiene la solución en sus manos poderosas. Él ha de resolver según la creencia teológica o cosmogónica. Y, en último caso, si él ni yo somos capaces de resolverlo es porque no tiene solución. Podríamos considerarlo entonces un fenómeno natural, telúrico como un terremoto, que se aplacará cuando se hayan agotado las fuerzas orogénicas. Luego de la catástrofe vendrá la calma propia de la resignación y la solución gradual y paciente aparecerá como por arte de magia. Por supuesto, Dios sobrevivirá como siempre y yo o el otro habrá de quedar sepultado bajo los escombros del desastre por no haber sabido emplear la inteligencia con que Dios dotó a todos los hombres para resolver los problemas sin su ayuda.

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