miércoles, 25 de noviembre de 2020

LA IGENUIDAD DE DOÑA ENMA

En cierta ocasión íbamos del traspatio de su casa hacia la puerta, Soto, doña Enma, su madre en el medio, y yo en el otro extremo, cuando le suelta ella a su hijo: ”Si, Américo, se ha portado bien con el Museo., porque no le regalas una de tus pinturas”. En ese momento quedé como petrificado a sabiendas de que una obra del pintor costaba miles de dólares, No sé si lo había dicho por esa singular ingenuidad que la caracterizaba o porque algún extraño que me veía mal, so lo había sugerido para verme en ridículo. (AF)

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